NUESTRA SEÑORA de la CARIDAD DEL COBRE

Patrona de Cuba
Fiesta  8 de septiembre

Breve historia de la advocación

El Cobre, que está a unos 16 kilómetros al oeste de Santiago de Cuba, fue fundado en 1598. Al sur de allí se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad. Cuenta la tradición que una mañana de 1628, dos indígenas, de apellido Hoyos, y un esclavo negro de diez años partieron de Barajagua rumbo a la bahía de Nipe en busca de sal. Cuando llegaron a este lugar, vieron que era imposible recoger la sal por lo agitado que estaba el mar. Buscaron refugio y al cabo de tres días pudieron embarcarse en una canoa y dirigirse a las salinas de la costa. Mientras navegaban, descubrieron un objeto blanco sobre las olas, que imaginaron sería el cadáver de alguna ave marina. Sin embargo, notaron con gran sorpresa que el objeto flotante era una imagen de la Virgen María colocada sobre una mesa. Tomaron la imagen, la depositaron en la canoa y leyeron en el tablero una inscripción que decía: "Yo soy la Virgen de la Caridad". Llevaron a la Virgen en la canoa y tras recoger la sal regresaron a Barajagua donde ya había llegado la noticia del hallazgo. La imagen fue trasladada al altar mayor de la iglesia parroquial, donde un hombre de fe llamado Marías de Olivera se ofreció a dedicarse a su servicio. La imagen de la Virgen de la Caridad es pequeña y de rostro redondo. En su brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, quien en una mano sostiene un globo terráqueo. El 10 de mayo de 1916 el Papa Benedicto XV la proclamó Patrona de la isla.

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Oraciones

Oración a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre

¡Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba! ¡Dios te salve, María, llena de gracia! Tú eres la Hija amada del Padre, la Madre de Cristo, nuestro Dios, el Templo vivo del Espíritu Santo. Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad, la memoria del Dios que es Amor, el recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús, la evocación del Espíritu Santo: amor derramado en nuestros corazones, fuego de caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia, don de la plena libertad de los hijos de Dios. ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús! Has venido a visitar nuestro pueblo y has querido quedarte con nosotros como Madre y Señora de Cuba, a lo largo de su peregrinar por los caminos de la historia. Tu nombre y tu imagen están esculpidos en la mente y en el corazón de todos los cubanos, dentro y fuera de la Patria, como signo de esperanza y centro de comunión fraterna. ¡Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra! Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo, intercede por nosotros con tu corazón maternal, inundado de la caridad del Espíritu. Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza, aumenta y fortalece en nosotros el amor. Ampara nuestras familias, protege a los jóvenes ya los niños, consuela a los que sufren. Sé Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, modelo y estrella de la nueva evangelización. ¡Madre de la reconciliación! Reúne a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo, único Salvador y Redentor, que vive y reina con el padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.