Todo comenzó el 29 de agosto de 1490. Benedetto Pareto, un agricultor de Livellato, próximo a Génova, condujo su rebaño a pastar en la cima del Monte Figogna, como su tarea diaria. Mientras cuidaba sus ovejas, se le apareció una señora de bello aspecto, resplandeciente como el sol. La señora le habló dulcemente y le pidió que le construyese una capilla sobre la ladera del monte. Al ver que hablaba con la Madre del Redentor, Benedetto;cayó de rodillas diciéndole que, pobre como era, le resultaría imposible concretar el pedido. “No temas –le dijo la Virgen– pues recibirás toda mi ayuda”. De regreso en su casa, el pastor, preso de viva excitación, narró lo ocurrido a su familia, recibiendo como respuesta que se estaba volviendo loco y que el pueblo entero se burlaría de él. Ante ello, Benedetto decidió olvidar lo acontecido y seguir su vida normalmente. Unos días después, se encontró en lo alto de una higuera cuando la rama sobre la que se encontró parado se quebró. Benedetto cayó pesadamente al suelo, fracturándose ambas piernas por lo que debió guardar cama varios días. Mientras convalecía, se le apareció nuevamente la Virgen que, con tono suave y delicado, le reiteró su pedido. Pareto comprobó emocionado que sus heridas habían sanado y que ya no padecía dolores, novedad que corrió por todo el pueblo, despertando el asombro y la curiosidad de sus habitantes y la sorpresa de su familia. Con la ayuda de sus hijos y el vecindario, Benedetto comenzó a construir la capilla. Para el altar, se colocó una bella imagen de mármol que representaba a Nuestra Señora con el Niño en brazos. Desde el principio se llamó la Madonna della Guardia . En 1530 comenzó a edificarse un nuevo santuario que sería reemplazado en 1890 por la grandiosa basílica actual debido a la cantidad de peregrinos que acudían a visitar a la Virgen. La devoción a Nuestra Señora de la Guardia se difundió por el valle de Polcevera primero, por la Liguria después y finalmente por toda Italia, convirtiéndose en la advocación preferida de los antiguos navegantes genoveses. En 1915 el Papa Benedicto XV levantó el santuario a basílica menor mandando además, colocar una imagen de la Virgen de la Guardia en los jardines del Vaticano.
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Oraciones
Oración a Nuestra Señora de la Guardia
Oh María, seguro refugio nuestro, vengo a depositar en Ti toda mi confianza, para que mi alma de creyente jamás el mundo manche con su impiedad. Oh Santísima Virgen de la Guardia, con tus resplandores ahuyentas las tinieblas del pecado, confortas a la humanidad doliente y le das fuerza para seguir por la senda de la abnegación y del sacrificio; Ilumina mi entendimiento para aumentar en mi alma la fe, para recorrer el camino de la vida y conseguir al fin de ella la posesión del sumo bien. Madre amada, acudo a Ti implorando tu protección y auxilio en todas mis necesidades y en particular (se pide la gracia deseada) si es que ella no se opone a la mayor gloria de Dios y bien de mi alma.
María misericordia, María piedad, María clemencia, consuelo de mi corazón, en tus manos santísimas encomiendo mi espíritu, bajo tu guarda pongo mi vida y mi esperanza. En Ti confio. Amén.
Consagración a la Virgen de la Guardia
¡Oh Señora y Madre mía! Virgen de la Guardia.
Con filial cariño vengo a recomendarte en este día
cuanto soy y cuanto tengo.
Mis ojos para mirarte, mi voz para bendecirte,
mi vida para servirte, mi corazón para amarte.
Acepta, Madre; este don que le ofrenda mi cariño
y guárdame como a un niño cerca de tu corazón.
Aunque el dolor me taladre y haga de mí un crucifijo,
Que sepa ser tu hijo, que sienta que eres mi Madre.
En la dicha, en la aflicción, en mi vida, en la agonía,
"Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía"
¡Oh Virgen de la Guardia! Amén.
Parroquia Nuestra Señora de la Guardia, San Luis, Argentina
Otra oración
María, Nuestra Señora de la Guardia, que te apareciste al campesino Benedetto para pedirle una Capilla en un lugar alto y desierto, te pedimos que te acerques a nuestras vidas y, en nuestras adversidades, luchas y cansancios nos digas dulcemente "No temas".
Que podamos poner por obra y concretar todos nuestros sueños y proyectos, cumpliendo la voluntad de nuestro Padre Dios.
Auxílianos y cúranos en nuestras caídas, danos palabras y gestos para aquellos que dudan.
Que podamos poner por obra y concretar todos nuestros sueños y proyectos, cumpliendo la voluntad de nuestro Padre Dios.
Auxílianos y cúranos en nuestras caídas, danos palabras y gestos para aquellos que dudan.
Enséñanos a construir y ser nosotros mismos un santuario lleno de amor para tu Hijo Jesús. Sé tú, Madre nuestra Guardia ante los males de la vida y que podamos estar contemplándote para aprender a cuidar nuestra vida y la de los que nos rodean. Amén.