Patrona de la ciudad de Chiávari, Italia y
de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto
Fiesta 2 de Julio
Fiesta 2 de Julio
Breve historia de la advocación
En 1493 se desató en la ciudad de Génova una gravísima epidemia: "el cólera", que llegaba también a la ciudad de Chiavari. María Turquina, una piadosa mujer, con esperanza confiada y una sólida fe, promete a la Madre de Dios una señal de público reconocimiento si resulta inmune a la terrible epidemia.
Logra la gracia pedida, cumple su promesa y encarga a Benito Borzone la imagen de la Santísima Virgen con el Niño en brazos. El lugar donde estaba la sagrada pintura era, "el muro de un huerto", de allí el nombre de Virgen del Huerto. Así surge la nueva devoción mariana.
Chiavari se convierte en un centro de peregrinación, los fieles acuden para agradecer los favores recibidos. Surge así uno de los más famosos santuarios dedicado a María, centro de irradiación espiritual. El muro donde se encontraba la imagen, por estar a la intemperie se deteriora, apareciendo una fisura que se restaura milagrosamente en su totalidad. En 1634 el trozo del muro con la bella pintura es ubicado en el centro del altar mayor del Santuario.
Logra la gracia pedida, cumple su promesa y encarga a Benito Borzone la imagen de la Santísima Virgen con el Niño en brazos. El lugar donde estaba la sagrada pintura era, "el muro de un huerto", de allí el nombre de Virgen del Huerto. Así surge la nueva devoción mariana.
Chiavari se convierte en un centro de peregrinación, los fieles acuden para agradecer los favores recibidos. Surge así uno de los más famosos santuarios dedicado a María, centro de irradiación espiritual. El muro donde se encontraba la imagen, por estar a la intemperie se deteriora, apareciendo una fisura que se restaura milagrosamente en su totalidad. En 1634 el trozo del muro con la bella pintura es ubicado en el centro del altar mayor del Santuario.
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Oraciones
Oración a Nuestra Señora del Huerto
Oh, María del Huerto! Madre piadosísima, dígnate aceptar benigna la pobre ofrenda de nuestros obsequios y oraciones que, como hijos amantes, venimos a ofrecerte. Dígnate inclinar tus oídos a nuestras humildes súplicas para que no sea vana la confianza que en ti ponemos, seguros de obtener de vuestro divino Hijo el perdón de nuestros pecados y el favor particular que solicitamos por tu poderosa mediación. Alcánzanos a todos la gracia de la perseverancia final, viviendo y muriendo como verdaderos hijos tuyos, para poder bendecir y alabar a Dios eternamente y ensalzar para siempre tus misericordias en el Huerto dichoso de la Jerusalén celestial. Amén.