REINA de los APÓSTOLES

Fecha de conmemoración: Vigilia de Pentecostés

Breve historia de la advocación

El Libro de los Hechos de los Apóstoles” (cap.I, vers. 12-14) nos señala que después de la muerte de Jesús en la cruz, estos regresaron del Huerto de los Olivos y subieron a la sala en la cual solían reunirse, y esperaron allí la llegada del Espíritu Santo, íntimamente unidos y orando en compañía de María, la Madre de Jesús.
A partir de este texto se le otorga a María el título de “Reina de los Apóstoles”, cuya fiesta se celebra justamente el día de la Vigilia de Pentecostés.
El P. Alberione eligió para la Familia Paulina esta advocación de la Virgen, a quien le confió la protección de sus hijos. Durante la guerra, nuestro Beato prometió a María elevarle un santuario para venerarla como Reina de los Apóstoles, si protegía a los numerosos hijos para que no sufrieran daño alguno. A pesar de los intensos bombardeos se obró el milagro y sus hijos salieron ilesos. Alberione cumplió con su promesa y elevó un magnífico santuario que es considerado uno de los más grandiosos de Roma
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Oraciones

Oración a la Reina de los Apóstoles
Señor, que nos diste a tu Madre como Madre nuestra, te pedimos humildemente que quienes la invocamos como Reina de los Apóstoles, sepamos imitarla en su fidelidad y generosidad a tu Palabra, sino también en entregarte, como ella, a los hombres. Señor, hoy más que nunca el mundo necesita apóstoles, verdaderos testigos tuyos que con la palabra y el ejemplo de una vida recta lleven a los hombres la Buena Noticia de la Salvación. María, Reina de los Apóstoles, Tú eres nuestro modelo. Queremos aprender de ti el servicio a la Iglesia de Jesús viviendo en medio de las preocupaciones y de los trabajos unidos a El.
Madre, guía y conduce nuestros deseos de un mundo más evangélico donde prime la verdad, la justicia, el buen uso de la libertad, la reconciliación, la paz y el amor entre los hombres y pueblos. Amén.


Oración a María, Reina de los Apóstoles
María, Reina de los Apóstoles,
que cada uno de nosotros pueda
entusiasmarse y vivir intensamente
su vocación al apostolado cristiano.
Que el amor de Cristo nos apremie y
nos conmuevan las miserias espirituales
de la humanidad.
Que sintamos profundamente
las necesidades de los niños y jóvenes;
de los adultos y los ancianos.
Que el espíritu misionero nos anime siempre.
Que las necesidades de los pueblos
de África, Asia, Oceanía, Europa y América
nos comprometan concretamente.
Que el apostolado del testimonio y de la palabra,
de la oración y del mundo de la comunicación
susciten personas generosas para que,
renunciando a todo lo transitorio, entreguen
su propia vida a Cristo y a los hermanos.
Escucha nuestras súplicas,
Madre de la Iglesia y Reina de los Apóstoles.
Oración de la Familia Paulina


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